miércoles, 11 de marzo de 2015

La muerte chiquita...

Cuando estoy en aquel lugar me olvido de mí, aunque repito constantemente mi nombre, olvido quien soy, olvido todos mis problemas y casi todos mis dolores, me olvido de mis manos, de mis piernas, de mi cabeza, del maquillaje y del color en mis ojos, me olvido del mundo y renazco cada minuto en espera, cuando el sonido sólo es mi voz. 

A veces gritan, a veces no, a veces saben y a veces inventan, todo puede pasar en esos minutos, nada puede pasar en esos minutos. 

Cuando estoy en aquel lugar no tengo armas, no tengo fuego, todo el mundo me puede apagar, sin embargo, se encienden las llamas con el sonido que inicia la muerte chiquita. 

Todos tienen miedo, todos tienen nervios, gritan en silencio su temor, se agachan, casi quieren desaparecer, yo desaparezco con ellos, me diluyo en cada clic, en cada tecla oprimida, en cada duda, en cada afirmación, me voy desapareciendo, me voy olvidando de quién soy. 


Quizá un día me recuerde, quizá un día se acabe el miedo, los nervios, la muerte chiquita, quizá un día sea hoy.