sábado, 28 de mayo de 2011

¿De dònde nacen las ideas y de dónde se mueren?


Se me han escapado las frases para poder definir la situación de los imbéciles que se tragan el pan de más de veinte, tampoco he logrado comprender a los pobres insectos que murmuran leyes.
No he encontrado una verdad para reivindicar a los desasociados con el mundo, esos que se mueren en su vómito o en su llanto, esos que no hablan por que les han cortado la lengua o por que simplemente no tienen nada que decir, por que les han mutilado la mente.
Este mundo está más al revés que al “derecho”. Te presto mis ojos para que veas lo que te has perdido, mientras estudiabas en tu butaca, te presto mis sentimentalismos para que percibas lo que nunca te imaginaste. A la  gente que se muere de hambre, mientras tú te mueres de espanto, de desconsuelo, de tortura ficticia, mientras crees que no hay salvación y tienes al menos tres kilos de arroz, esto no es basura, ni desdicha, son mis recuerdos de otros mundos, ahora que me he dejado arrastrar por el fanatismo de mi desequilibrado sentido de percibir el mundo. Ya no tengo historias, tengo música arrastrándose entre mis neuronas, música que predice la violencia que se vive, la inhumanidad que se crea. ¿Cuál es la cura y cuál debería ser la enfermedad?
Has pasado sobre estos cadáveres y has olvidado que fuiste uno de ellos, uno sin manos, uno sin pies, uno más muerto que los muertos, nada importa,sigues mallugando los cuerpos apilados en el suelo. Mientras allá, se mueren de hambre, de dolor a la vida, y aún así luchan, aún así se van, se vienen para acá y te sonríen, no te ruegan, no se arrastran sólo lloran en silencio por su paz, la comida, la comida. ¿A quién le vas a reclamar por tener una vida? A quién, si matas a otros, a otras, a todos, los mal miras, los malhieres, los escupes y aún puedes sonreír e intentar innovar propuestas desde el lado de tu cama, desde la comodidad de la silla frente al computador, que tonto, que mal tan anormal.
¿Qué fluye cuando ya no hay mar? Cuando las aguas del océano se han detenido por que se hartaron de mantener desechos, de guardar secretos de todas  las guerras y también llora el océano, también le duele la humanidad. Que sin sentido el de morir sin conocer el nombre de mil personas, el apellido de diez mil y sobre todo sin percibir las muertes de los que han luchado sin percibir salario o reconocimiento a cambio.