sábado, 12 de mayo de 2018


EL PROBLEMA CON USTEDES

El problema con Ustedes, los que creen que complementan a alguien más o que alguien más los complementa es justo creerlo, por eso amanecen rotos, y les tortura durante la noche la agonía de saberse faltos de “algo”, buscan y rebuscan por todas partes, fuera, siempre fuera, esperan que alguien más los salve, que alguien más les dé un sentido, una dirección; y llega un día en que parece que al fin encontraron ese “algo” que tanto buscaban, les revienta en la cara día a día, es una mezcla de locura y satisfacción, no hay una línea media, todo es pasión, redención, una increíble solución que los eleva para querer más y más. Es tan breve, tan efímero, que hasta les cuesta trabajo llorar, pero cuando lo logran no pueden parar, no hay algo que los detenga, solo lloran, olvidan y dejan de comprender, ni siquiera recuerdan qué era lo que buscaban o porqué lo hacían, es la lucha salvaje de uno contra uno, la misma, la que desde hace miles de años no deja de suceder.





El problema con Ustedes, los que creen que complementan a alguien más o que alguien más los complementa es justo eso, complementar, nunca están completos. Les divierte jugar, les divierte adivinar y casi dominar ese “algo” que los complementa o ese “algo” que complementan, y uno juega, juega a divertirse a dejarse llevar, es tan fácil, placentero, casi anormal, es el escalofrío de emoción que recorre el cuerpo, es la sangre que comunica la adrenalina, es todo el universo reunido en un ser, en un momento, el escenario es perfecto, la vida es perfecta, el complemento no se acaba, no se acaba… se va muriendo, se está acabando y cuando abres los ojos, cuando desiertas del sueño, que parecía eterno, te duele el cuerpo, te duele el alma y de nuevo inicia la búsqueda. 

Alguien debe de pararla, alguien debe de notar que no hay ningún complemento, que no lo hay. ¿Alguna enseñanza?





lunes, 19 de marzo de 2018

Me llama con voz baja


Cuando despierto a las tres de la mañana, contemplo el techo de mi habitación, siento las cobijas alrededor de mi cuerpo y de inmediato siento crecer en mi interior un vacío, crece lentamente y sé que se alimenta del lado derecho de mi sombra, sé que me espera todo el día en la esquina que hay detrás del ropero y que me llama con voz baja al entrar a la habitación... hay algo que me asusta, quizá sea sólo el hecho que pronto va a amanecer y comenzara otro día, un día con el que quizá no pueda, con el que quizá cambie mi vida, lo bueno o lo malo.


No puedo sino intentar dominar los pensamientos, estructurarlos en largas cadenas de preguntas, darle sentido a los golpeteos que provocan dentro de mi cabeza, ordenarles que se duerman, que se callen, pero a la mitad del intento me pregunto tantas cosas, tantas, como todos, ¿no? … ¿Esta es la vida que quería?, ¿esto es realmente lo que queda por hacer?, ¿estoy yendo en la dirección correcta?, ¿valdrá la pena?, ¿Costará trabajo?, ¿Estarás tú?, ¿habrá alguien por lo menos?